invisibles

18.09.2013 21:25

Invisibles por Javier Bardem

En esta recopilación de documentales me encontré con la realidad que presentan una serie de problemáticas a las que las envuelve el síndrome de la violencia, de la guerra y los conflictos armados, como se evidencia en las historias de “crimines invisibles”, en donde las mujeres de la Republica Dominicana del Congo son objeto de sistemáticas violaciones, ellas no tienen derechos pero si son obligadas a trabajar y a vivir al riesgo de ser tomadas a la fuerza y abusadas delante de sus hijos por el hecho de salir de sus casas en búsqueda de comida. Son maltratadas, usadas, despojadas de sus maridos y desprotegidas.

En el norte de Uganda también se presenta este síndrome. Allí los niños son secuestrados por los rebeldes, los cuales los internan en el bosque y los obligan a combatir. Se llevan a los pequeños porque a estos es más fácil enseñarles el uso de armas y además no sienten miedo. Muchos ya estuvieron secuestrados y pudieron volver a casa, pero con miles de traumas que enmarcan sus historias, le temen a la noche, porque fue en este momento en el que fueron separados de sus familiares, o les tocó ver como los asesinaban frente a sus ojos, para luego llevarlos a combatir y a matar más y más gente. Para protegerse buscan refugios que quedan hasta a 30 kilómetros de distancia, en donde les ofrecen protegerlos cada noche, y caminan todos los días hasta allí para pasar la noche y esperar con ansias que llegue el día y ver la luz de un nuevo sol.

El último caso que quiero destacar frente a la temática de la violencia es el de Colombia “La voz de las piedras” en donde se habla de los desplazados del país por los grupos paramilitares, estos (los campesinos) son despejados de sus tierras y obligados a irse a la ciudad a pasar hambre y necesidades. Ellos relatan sus frustraciones frente a esos crímenes, porque no solo les arrebataron lo poco que tenían, sino que también les tocó ver morir a sus familiares a sangre fría les mataron lo que más querían.

Son casos para algunos desconocidos, pero que son en realidad el diario vivir de muchos, somos todos los responsables de ellos. El mero hecho de conocerlos no incitaría a querer involucrarnos, son las pequeñas ayudas como las psicológicas, las que pueden aportar un granito de arena, el de ayudarles a recuperar la confianza y la moral, les ayudaría a volverle a encontrar sentido a sus vidas.

Son casos olvidados, son casos no tratados porque simplemente no hay intereses económicos de por medio. No les genera ganancias ni a empresarios, ni al gobierno, porque no hay implicaciones de explotación de recursos que les deje ganancias, ni ningún tipo de lucro con el que puedan beneficiarse a tal punto que les sea atractivo involucrarse.

Es por esto que yo me inclino a querer debatir la forma en la que los más poderosos solo buscan el rédito propio; en la que los que sí tienen el poder en sus manos de combatir la guerra, hacen los contrario, se largan a interminables guerras en las que sufren y someten a inocentes, o en las que simplemente  ignoran a los mártires porque para ellos son “INVISIBLES”.

Ø  Me gustó mucho la forma en la que abordaron cada tema, como presentaron las problemáticas, así tan crudamente, tan real y tan trágico que alcanzó a tocar cada fibra de mi ser, y hacerme reflexionar sobre lo que viven muchos. Son realidades lejanas, pero que no hay que ignorar.

 

Reconozco que fue un trabajo arduo de investigación, lograron recrear los espacios en los que se sintieron cómodos los personajes y pudieron contar abiertamente sus historias, le dieron un orden al drama tal que le permitía al espectador adentrarse en el tema e interesarse por él.

Me gustó la secuencia, el ritmo y la estructuración de los relatos. Termina con una voz de esperanza, de añoranza, de ilusión. Como dándole cabida a los sueños, a que todo puede cambiar, y podría ser mejor, porque es el anhelo de ellos.